En nuestras calles miles de animales vagan desnutridos y abandonados sin hogar ni ayuda. Las protectoras se ven en la obligación de ayudar a cientos de estos animales diariamente, con el escaso dinero de sus bolsillos y pequeños donativos de particulares, acogiendo a los animales en casas a menudo inadecuadas y sin suficiente espacio.
Para poder gestionar a los domésticos callejeros éticamente es hora de que los responsables pongan de su parte, facilitando a estas asociaciones los terrenos y las subvenciones correspondientes para llevar a cabo esta labor de la manera adecuada, para el bienestar de estos animales y las personas que los protegen.